A raíz de que el matrimonio compuesto por Marie y Pierre Curie descubrieran el Radio, y sus propiedades
radioactivas un millón de veces mayor que el Uranio,
este elemento comenzó a utilizarse de modo indiscriminado e incontrolado por
parte de la industria que realizaba instrumentos y artilugios que iban
destinados al ejército.
Una de las empresas más potentes del sector era la US Radium Corporation, ubicada en Orange (Nueva Jersey), donde, durante los años que duró la Primera Guerra Mundial, se realizaron relojes luminiscentes y que fueron utilizados por los soldados del ejército de los EEUU, para así poder ver la hora en la oscuridad.
Una de las empresas más potentes del sector era la US Radium Corporation, ubicada en Orange (Nueva Jersey), donde, durante los años que duró la Primera Guerra Mundial, se realizaron relojes luminiscentes y que fueron utilizados por los soldados del ejército de los EEUU, para así poder ver la hora en la oscuridad.
El éxito de este tipo de relojes entre la población civil
llevó a la empresa, una vez terminada la guerra, a tener que ampliar su
plantilla y contratar más personal para que realizasen la precisa tarea de
pintar las esferas con una pintura especial realizada con sales de Radio, sulfuro de
zinc y pegamento.
Esta peculiar mezcla era invención de William Joseph Hammer, quien había recibido en 1902, de manos del matrimonio Curie, una muestra de Radio y con la que descubrió sus múltiples usos (fue uno de los pioneros en proponerlo como tratamiento contra el cáncer).
Esta peculiar mezcla era invención de William Joseph Hammer, quien había recibido en 1902, de manos del matrimonio Curie, una muestra de Radio y con la que descubrió sus múltiples usos (fue uno de los pioneros en proponerlo como tratamiento contra el cáncer).
Pero con lo que no contaban los directivos de la US
Radium Corporation es que cada vez que una de sus trabajadoras entraba en contacto directo con la pintura luminiscente éstas
iban poco a poco envenenándose por culpa de la radioactividad
del elemento principal de ese compuesto.
Las jóvenes, desconocedoras del riesgo que corrían, chupaban el pincel que utilizaban para pintar las esferas e incluso muchas de ellas lo usaban como original pintauñas. Hubo incluso quien, a modo de gastar una pequeña y divertida broma entre sus familiares, amigos y parejas se pintaban los dientes, para después apagar la luz y sorprender a todos con la luminiscencia de su boca. Algo que pagarían muy caro pocos años después, cuando la mayoría de las trabajadoras contratadas por la Radium comenzaron a desarrollar extrañas enfermedades.
Una de las primeras en detectar que algo no iba bien y que empezó a encontrarse mal (o al menos a hacerlo público) fue Grace Fryer, una cajera en una entidad bancaria y que unos años atrás había estado trabajando en la US Radium Corporation. Sus dientes comenzaron a debilitarse y a caerse sin motivo aparente, al mismo tiempo que padecía de un terrible dolor en la mandíbula, la cual se le estaba inflamando considerablemente.
Las jóvenes, desconocedoras del riesgo que corrían, chupaban el pincel que utilizaban para pintar las esferas e incluso muchas de ellas lo usaban como original pintauñas. Hubo incluso quien, a modo de gastar una pequeña y divertida broma entre sus familiares, amigos y parejas se pintaban los dientes, para después apagar la luz y sorprender a todos con la luminiscencia de su boca. Algo que pagarían muy caro pocos años después, cuando la mayoría de las trabajadoras contratadas por la Radium comenzaron a desarrollar extrañas enfermedades.
Una de las primeras en detectar que algo no iba bien y que empezó a encontrarse mal (o al menos a hacerlo público) fue Grace Fryer, una cajera en una entidad bancaria y que unos años atrás había estado trabajando en la US Radium Corporation. Sus dientes comenzaron a debilitarse y a caerse sin motivo aparente, al mismo tiempo que padecía de un terrible dolor en la mandíbula, la cual se le estaba inflamando considerablemente.
Tras ser analizada por varios especialistas pudieron llegar a la conclusión de que lo que le estaba ocurriendo era una consecuencia directa del trabajo desarrollado como pintora de esferas de reloj en su anterior empleo.
Grace contactó con la empresa para advertirles del
peligro de la pintura utilizada e intentó que se pudiese localizar a las
antiguas trabajadoras, para que éstas fueran conocedoras del riesgo al que
habían estado expuestas, pero los directivos hicieron oídos sordos y negaron
cualquier responsabilidad. Era 1922 y por la empresa habían pasado miles de
trabajadoras, algo que hacía prácticamente imposible que Grace Fryer pudiese
localizarlas. No paró en su empeño y cuando consiguió encontrar a
algunas de sus ex compañeras ya era demasiado tarde para muchas de ellas,
ya que o bien se encontraban en una fase terminal de la enfermedad o habían
fallecido.
Esto llevó a Grace a emprender una larguísima batalla judicial junto a otras cuatro jóvenes afectadas por la radiación de la pintura utilizada cuando trabajaban. Ningún letrado quería hacerse cargo del caso y enfrentarse a la poderosa empresa US Radium Corporation, hasta que un joven abogado llamado Raymond Berry se prestó a defenderlas.
Esto llevó a Grace a emprender una larguísima batalla judicial junto a otras cuatro jóvenes afectadas por la radiación de la pintura utilizada cuando trabajaban. Ningún letrado quería hacerse cargo del caso y enfrentarse a la poderosa empresa US Radium Corporation, hasta que un joven abogado llamado Raymond Berry se prestó a defenderlas.
La prensa comenzó a preocuparse por este tema y a
publicar artículos que llegarían a un gran número de personas, dándole una gran
repercusión al caso de las “Radium Girls”
(chicas del Radio) como serían conocidas a partir de entonces.
Pero la importante compañía contaba con grandes apoyos dentro de la judicatura y el gobierno norteamericano, algo que hizo que se ralentizase al máximo todo el proceso, por lo que no fue hasta 1927 cuando Berry pudo presentar formalmente la demanda, aunque la salud de sus defendidas era ya muy precaria, tanto que en la segunda vista tan solo pudieron acudir dos de ellas.
Tras múltiples trabas por parte del magistrado, finalmente en 1928 se consiguió llegar a un acuerdo fuera del tribunal por el que las supervivientes del caso que habían presentado la demanda recibirían una indemnización de 10.000 dólares y un seguro médico que cubriría todos los gastos ocasionados por la enfermedad, además de una pensión vitalicia de 600 dólares mensuales.
Grace Fryer falleció en 1933, tres años después de que muriera la última de las “Radium Girls” que batallasen judicialmente junto a ella. Pero este caso no cayó en saco roto, ya que gracias al tesón y la voluntad se consiguió (tras más de una década de lucha) que el Congreso de los Estados Unidos aprobase un proyecto de ley en el que se reconocía que todas las enfermedades laborales debían ser indemnizadas.
Pero la importante compañía contaba con grandes apoyos dentro de la judicatura y el gobierno norteamericano, algo que hizo que se ralentizase al máximo todo el proceso, por lo que no fue hasta 1927 cuando Berry pudo presentar formalmente la demanda, aunque la salud de sus defendidas era ya muy precaria, tanto que en la segunda vista tan solo pudieron acudir dos de ellas.
Tras múltiples trabas por parte del magistrado, finalmente en 1928 se consiguió llegar a un acuerdo fuera del tribunal por el que las supervivientes del caso que habían presentado la demanda recibirían una indemnización de 10.000 dólares y un seguro médico que cubriría todos los gastos ocasionados por la enfermedad, además de una pensión vitalicia de 600 dólares mensuales.
Grace Fryer falleció en 1933, tres años después de que muriera la última de las “Radium Girls” que batallasen judicialmente junto a ella. Pero este caso no cayó en saco roto, ya que gracias al tesón y la voluntad se consiguió (tras más de una década de lucha) que el Congreso de los Estados Unidos aprobase un proyecto de ley en el que se reconocía que todas las enfermedades laborales debían ser indemnizadas.
Fuente: Yahoo!
Terrible historia y final para todas esas mujeres
ResponderEliminary pensar que muchos alimentos nos estan matando de la misma manera
ResponderEliminarpor dios que desastre buen articulo no lo sabia
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